domingo, 28 de febrero de 2010

Viviendo en el caos



"Lo que no le pase al Atleti...". Ésta es la frase que suele acompañar al Atlético de Madrid. En esta o en otra época. Ya sea dicha con resignación por algún seguidor colchonero o con sorna por cualquier aficionado al fútbol. Es habitual, demasiado habitual, que el Atlético viva en el caos. Tiene un gen innato que atrae a lo extraño, a lo imposible, y casi siempre lo genera su propia piel. Además su extrema esquizofrenia, le hace vulnerable ante fenómenos extraños. Hoy se le arrimó Pérez Burrull y pese a ello goleó. Para echarse a temblar.
La locura colectiva estalló en el minuto 18 de partido. José Antonio Reyes, en una de sus innumerables penetraciones por banda derecha, fue derribado, tumbado y zancadilleado por Ever Banega en uno de los penaltis más evidentes que se recuerdan en la majestuosa historia de esta Liga. Para Pérez Burrull no fue. No creó oportuno pitarlo. Y no lo pitó porque estaba mal situado, lejos de la jugada, despistado y tapado por defensores del Valencia. La mala suerte para el árbitro cántabro, o mejor dicho, para el Atlético de Madrid, es que la contra siguiente fue gol del rival. Los de Emery aprovecharon el desconcierto atlético y Joaquín disparó una contra eléctrica que situó a Silva delante de De Gea. Tiró el de Arguineguín y paró el canterano, pero la pelota seguía viva. De Gea era el único que se empeñaba en evitar un gol que ya estaba escrito: error arbitral en un área, gol en la otra.
El infortunio volvió a elegir como victima al Atlético, que si algo merecía era ir por delante. Si la jugada del gol de Silva sonaba a despropósito, el calificativo se quedaba escaso con lo vivido después. Primero Reyes se topó con el palo tras una gran jugada personal, lo que alimentaba aún más que hoy sería una noche de brujas. Y posteriormente, Pérez Burrull volvió a escena. En uno de sus múltiples errores de la zaga ché, Agüero se hizo con un balón y encaró a Marchena, último defensor. Le dejó sentado en el área pero, como perro viejo, el sevillano, desde el suelo, sacó una mano (estilo Perea ante el Galatasary) y se la birló al Kun. Lo vieron hasta en Turquía. Otro penalti clarísimo para la historia LFP, pero Pérez Burrull tampoco lo consideró. Llegó tarde a la jugada y si no fuera por Assunçao, que le paró de un 'pechazo', Burrull hubiera seguido su trotar señalando la bola y diciendo "sigan, señores". Pero ante tanta protesta, el colegiado se paró, pensó y miró al juez de línea que se hizo el loco. Finalmente fue a consultar al cuarto árbitro, a unos 30 metros más lejos de la jugada que él, que puso cordura y dijo aquello de 'penalti y expulsión'. ¿Se imagina si después de todo la falla Forlán? Eso no pasó y el uruguayo situó el empate que minutos antes les habían robado.
Como si un partido entero se hubiera condensado en tan sólo 45 minutos, la primera parte tuvo de todo: goles, expulsiones, palos, cambios (salió Maduro por Mata para reforzar la defensa), y un ritmo propio del mejor partido de la Premier League.
De área a área, con un juego vertical y dinámico, la segunda parte discurrió por el mismo rail aunque ya sin tantas irrupciones de Pérez Burrull, más vivo en el seguimiento de la jugada, aunque se comió otro penalti por mano de Banega tras un tiro de falta de Simao.
Con el Atlético volcado, disfrutando del mejor juego de la temporada, Unai Emery, que por cierto celebraba cien partidos en Primera, sólo le quedaba rezar y encomendarse a César. El meta, desesperado por los continuos errores de una zaga mermada por las bajas de Mathieu, Bruno y Navarro, permitió que su equipo siguiera vivo aún estando con diez. Primero le paró una falta a Simao y después repelió un tiro en el área del mejor Reyes, que regateó, remató, dribló y jugó como en sus mejores tiempos en el Sevilla o en el Arsenal.
El gol del cojo
Pero el que saldrá en las portadas por marcar el gol clave será Kun Agüero. La cuota de expectación alcanzada en la primera mitad con los 'sketch' de Burrulll no se podían desperdiciar en esta segunda mitad y el gol de Agüero tuvo un guión original. En el 75', el argentino golpeó al suelo cuando estaba delante de César y se quedó dolorido. Siguió el juego con el argentino agonizando en el campo. Sus compañeros dudaban, ni seguían ni la tiraban fuera. Burrull le echó una mano señalando una leve falta en un lateral. Kun se levantó por orgullo y aunque parecía que iba a ser sustituido quiso aguantar al lanzamiento de falta. Sacó Simao y marcó Agüero. El gol del cojo. Es el tanto número 50 del argentino, que iguala a su compatriota Messi en precocidad al llegar a esta cifra con 21 años y 271.
Para buscar el empate, el Valencia sólo contaba en ataque con la inspiración de Silva. Sin Mata y Villa, que se fue tocado, el canario sólo ha podido asociarse con Pablo Hernández (sustituyó a Joaquín) y con Chori Domínguez. Pero ya era imposible, incluso ante el Atlético. Más cuando Miguel vio la tarjeta roja (algo exagerada), por una entrada a Valera.
La goleada final
Forlán, fiel a su cita con el gol, sentenció y dio oportunidad para que Quique Sánchez Flores (ex jugador y entrenador del Valencia) diera 'chance' al Toto Salvio. El argentino pudo cerrar la noche, pero falló ante César. Pinta bien el delantero. El sello definitivo lo puso Jurado, con un bonito gol ante un Valencia entregado.
Si este partido servía para medir la reacción del Atlético, el resultado del test es positivo ya que ha vencido a un gran equipo como el Valencia y se ha sobrepuesto a los antojos de un árbitro generador de caos, de ese que tanto le sobra al Atlético y que también ha desestabilizado al Valencia. En fin, lo dicho, si quieren emociones fuerte visiten el Vicente Calderón en día de partido, nunca falla.

lunes, 22 de febrero de 2010

Camarerooooo una de Chistes




Hoy me ha dado por ahí así que vais a tener una buena ración de chistes, no me peguéis si son malos, ya sabeis q cuanto mas malos as me gustan, pero igualmente os pongo algunos que creo que os gustaran. Ahí va la ración de chistes:


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Los 2 niños que entran en clase, y la maestra le dice a uno de ellos:
-Pepito, ¿por qué has llegao tarde?
-Es que estaba soñando que viajaba por todas partes, conocí tantos países, y me desperté un poco tarde.
¿Y tu Manolito?
-¡Yo es que fui al aeropuerto a recibirlo!


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Entra un nuevo profe a su clase y se presenta:
-Buenos días chicos, mi nombre es Largo.
Y dice Juanito:
-No importa, tenemos tiempo.


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¿Cómo mantienes a un tonto ocupado?
(Lee abajo)

¿Cómo mantienes a un tonto ocupado?
(Lee arriba)


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El andaluz que esta en un barco con un inglés. El inglés se cae al agua y grita:
¡Help! ¡Help! ¡Help!
Y el andaluz:
Gel no tengo, pero si quieres tengo champú.


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Esto es un español que se encuentra con un chino y dice:
¡Hola!
Y el chino dice:
Las 12:30


(buenísimo solo de acordarme ya em reio xDD)


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El ingles que va a un safari y contrata a un guía español. Estando en plena selva del safari aparece un tigre y el español sale corriendo y el francés:
¡Esperra, esperra!
Y el español:
No, no es perra ¡¡ es tigre!!


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Do you speak English?
¿Cómo dice usted?
Do you speak English?
¡No lo entiendo!
Le pregunto que si habla usted Inglés.
¡Ah sí, perfectamente!


(xDDD)

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El taxista dice:
No cabe duda.
Y duda se fue caminando.


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Bueno, espero que os hayan gustado y que os hayáis echado unas risas, otro día mas.




domingo, 14 de febrero de 2010

El corazón tiene razones que la razón no entiende


Forlán celebrando el 1er gol
El Atlético si no existiera habría que inventarlo. Tiene la habilidad de revolucionarlo toda allá donde va, sea para bien o para mal. Esta vez tocó la versión buena y tumbó al hasta ahora invencible Barcelona, que cayó a la lona por primera vez en esta Liga. Fue un partido eléctrico, disputado a un ritmo altísimo en el primer tiempo, en la mejor tradición de los duelos que cada temporada nos regalan estos dos conjuntos, que cuando se ven las caras se mueven por el alambre, sin red que les proteja. A una genialidad de uno le sigue la del otro y cada error se compensa con una genialidad. Un homenaje al fútbol que los aficionados disfrutan más que los entrenadores, pendientes de que el corazón no se imponga a la cabeza, de que la improvisación no supere a la táctica. Algo imposible en estos enfrentamientos tan maravillosamente descontrolados. Tan grandes son estos encuentros que, en estos tiempos de crispación que vivimos, el árbitro quedó reducido a una anécdota en la que nadie reparó hasta el segundo tiempo. Y no es poco eso cuando el personaje es Iturralde González, que conforme avanzó el encuentro comenzó a enredar, a mostrarse y a equivocarse. Sin trascendencia para el resultado, pero quizá es que su ego le impide pasar inadvertido.

El conjunto que dirige Quiqué Sánchez Flores juntó líneas como no lo había hecho en todo el curso, cerró espacios, recibió apoyos quien lo necesitó, entorpeció, con Tiago y Assunçao al frente, la circulación de la pelota del Barça y se entregó al contragolpe, arma tan antigua como apreciada en territorio rojiblanco. Un magnífico Reyes y el siempre genial Agüero se encargaron, junto al eficaz Forlán, de desequilibrar y dar sentido a toda esta puesta en escena. Faltan 16 jornadas y comienza una nueva Liga.

El comienzo del choque no pudo ser más nefasto para el Barcelona, que perdió por lesión a Keita a los dos minutos y a los nueve recibió el primer gol. Reyes cogió el balón en su campo, eludió a dos rivales y puso un balón precioso que dejó a Forlán solo ante Valdés. El uruguayo no falló y situó al Barcelona en una situación desconocida en esta Liga. Por primera vez se vio por debajo en el marcador.

No se conformó el Atlético con esa ventaja y se lanzó a por el segundo aprovechando su inspiración y el desconcierto del Barcelona. Así fue como pasado el cuarto de hora Agüero perdonó el 2-0. Le sobró generosidad, cuando se vio solo ante Valdés y en lugar de definir intentó combinar con Forlán. Estuvo de más ese último pase, que dio tiempo a que Puyo, atentísimo como siempre, despejara.

No había tregua ni pausa, ni un momento de respiro, y cuando todavía se lamentaba por el gol perdonado, el Calderón celebró el golazo de falta de Simao. Un tanto hijo de la técnica y de la astucia. En ese juego de engaño que se vive en toda falta, Simao engatusó a Valdés, quien dio un pasito a la derecha antes de que el portugués lanzara y pusiera con clase el balón en la izquierda, lejos de los guantes del portero.

El Barcelona tenía problemas en la elaboración, no encontraba la fluidez de costumbre en la circulación del balón, ese golpe de pedal que le permite dejar atrás a los rivales. En definitiva, era menos Barça. Y así fue hasta que tomó aliento cuando el reloj rozaba la media hora. Milito prolongó un saque de córner e Ibrahimovic, totalmente solo en el segundo palo, marcó. Esto también lo tiene el Atlético, capaz de recibir goles de quien lleva semanas sin celebrar uno.

Con el gol, el partido cambió de dueño. El Barcelona empezó a mandar, hizo el campo más ancho y comenzó a ser más profundo. Ya se sabe, para ser largo hay que ser ancho. Recompuso su figura, asustó al Atlético y de ahí al descanso no hubo más equipo que el de Guardiola. En esos momentos de debilidad y duda, el joven portero De Gea fue quien sostuvo al Atlético. Despejó un latigazo de Ibrahimovic, otro disparo de Messi y hasta un cabezazo abajo, donde más daño hace, de Puyol, aunque Iturralde ya se había encargado de anular la jugada.

El paso por los vestuarios espesó las ideas de los dos equipos, más imprecisos y que por momentos corrieron serio riesgo de descoserse. Bajó el ritmo del encuentro y el juego ya fue menos fluido y mucho más atropellado. El balón fue monopolio del Barcelona, pero sus ideólogos no terminaron de encontrar la inspiración, en gran medida por culpa del Atlético, muy superior físicamente y que supo mantener la calma para no desordenarse y presionó con sentido y donde más daño se puede hacer, en la salida del balón de los centrales. La pelota nunca llegó limpia a Xavi, Iniesta o Messi. Y cuando la defensa atlética corrió algún riesgo de que reventaran sus costuras, surgió la inesperada figura de Perea, que se multiplicó para aparecer siempre allí donde hacía falta. En el área contraria esa función le correspondió al de siempre, al inagotable Puyol, que conoce el oficio como pocos.

Quien no perdió la ocasión de lucirse fue Agüero, que se mueve en otra dimensión que sus compañeros. Es una delicia verle conducir el balón y esquivar rivales con la naturalidad con la que camina por el jardín de su casa.

El Barcelona acusó las bajas, algunas más que otras, como la de Dani Alves, pero desde el Camp Nou se cansaron de repetir durante la semana que las ausencias no debían ponerse como excusa. Con excusas o sin ellas, lo cierto es que el Barça acabó fundido y derrotado por el Atlético en el Vicente Calderón, que despidió con una ovación y coreando a los jugadores del equipo. Como dijo el filósofo francés Blaise Pascal, el corazón tiene razones que la razón no entiende.

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